LUNES-DOMINGO 10:00-20:00 +34692475239
Tratar el dolor crónico con masajes
Sufrir dolor crónico puede ser extremadamente difícil, ya que no sólo agota sus niveles de energía sino que también afecta a su bienestar emocional. Con el tiempo, el dolor puede cobrar vida propia y persistir incluso después de haber resuelto el problema original. Afortunadamente, la terapia de masaje ofrece un enfoque valioso para controlar el dolor crónico.
El ciclo del dolor funciona como una cadena, en la que cada acontecimiento refuerza al siguiente. Las enfermedades, las lesiones y el estrés pueden iniciar esta reacción en cadena, y si cada etapa se intensifica debido a factores adicionales, el problema puede volverse persistente y continuo.
La terapia de masaje puede reducir el dolor muscular
Para las personas que sufren dolor o tensión muscular, incluso las tareas más sencillas pueden resultar difíciles y agotadoras. Esto también puede dificultar el ejercicio físico. Sin embargo, el ejercicio es crucial para mantener la movilidad y mejorar la circulación. Cuando se descuida el ejercicio y la circulación es deficiente, puede producirse una afección denominada adherencias, en la que los tejidos que rodean los músculos se adhieren entre sí, impidiendo aún más el movimiento y causando más dolor.
Si la tensión muscular es consecuencia del estrés, el uso excesivo o las actividades repetitivas, puede ser bastante dolorosa. Los músculos tensos son más propensos a lesionarse, y los músculos circundantes se contraen automáticamente, creando una situación continua si el problema subyacente sigue sin resolverse. Así es como la tensión muscular puede extenderse y afectar potencialmente a los nervios, provocando síntomas como el entumecimiento.
Los músculos contraídos tienen una capacidad limitada para retener líquidos, lo que a su vez altera la circulación. Como resultado, los productos de desecho se acumulan en los sistemas corporales, provocando fatiga y dolor. En consecuencia, pueden desarrollarse puntos gatillo en los músculos y en los tejidos de la fascia que los conectan, provocando dolor en otras zonas del cuerpo. Por eso, las personas con problemas de cadera, por ejemplo, pueden sentir dolor en las piernas.